Es antioxidante: El café no es sólo cafeína, también contiene sustancias con propiedades antioxidantes. Los flavonoides actúan como defensa ante posibles enfermedades y ataques de microorganismos y además retrasan el envejecimiento de las células. La cantidad de antioxidantes que puede ofrecer una taza depende del tipo de café verde, del tueste y del modo de preparación.
Ayuda contra la diabetes: La cafeína activa las células del páncreas, que son las responsables de producir la insulina que necesita nuestro organismo. Por esta razón, tomar café a diario disminuye el riesgo de desarrollar diabetes tipo dos. Las posibilidades se reducen en un 7% si el consumo es bajo y en un 25% si se beben tres o cuatro tazas al día.
Adelgazante: Una taza de café no hace magia pero sí puede ser un aliado en las dietas ya que genera sensación de saciedad y aporta únicamente dos calorías. Además, tomar un café por la mañana favorece la lipolisis: un proceso metabólico mediante el cual el mismo organismo quema grasas acumuladas. El café verde es aún más beneficioso porque evita la absorción de las calorías de grasas y carbohidratos alterando, así, el modo en que se asimilan los alimentos.
Buen aliento: Nada puede reemplazar al cepillo de dientes pero es bueno saber que el café inhibe el desarrollo de bacterias en la boca que provocan la halitosis. Esto ocurre cuando el café se toma solo; si se lo mezcla con leche, ésta puede fermentar y generar el efecto contrario.
Favorece la digestión: La cafeína aumenta la secreción gástrica, del páncreas y de la saliva facilitando, de este modo, la digestión.
Mente viva: El café reduce las posibilidades de padecer enfermedades neurodegenerativas. La cafeína tiene un efecto neuroprotector que puede prevenir la aparición de Parkinson. En el caso del Alzheimer, la cafeína inhibe la producción de beta amiloide, una proteína que, acumulada en el cerebro, resulta difícil de metabolizar.
Antidepresivo: Tomar café todos los días disminuye el riesgo de sufrir depresión. La cafeína ayuda a liberar dopamina y serotonina, neurotransmisores encargados de regular el estado de ánimo. Por este mismo motivo, el café es una opción a tener en cuenta para contrarrestar una posible somnolencia a la hora de manejar un vehículo.
Siesta poderosa: Un café más una siesta de 20 minutos es la fórmula científica para no ser un zombie durante todo el día. En este caso, el orden de los factores sí importa: el secreto está en tomar un café rápido antes de la siesta. ¿La explicación? El tiempo que tarda la cafeína en llegar al cerebro es de 20 minutos en promedio; una vez allí, se adhiere al receptor de la adenosina, ‘la molécula del cansancio’. La adenosina es un producto accesorio de la actividad cerebral que genera cansancio cuando se va acumulando en los receptores. La siesta debe ser de 20 minutos como máximo para no caer en un sueño profundo y aprovechar el efecto estimulante de la cafeína.
Mejora el rendimiento deportivo: El consumo de café resulta ideal antes de realizar ejercicios de larga duración. La cafeína aporta energía y aumenta la resistencia física. Al retrasar la sensación de cansancio por la acción sobre la adenosina, la capacidad muscular se ve favorecida. Además, la cafeína ayuda a quemar a grasas y a conservar el glucógeno como fuente de energía.
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