Mauricio Andrés Burgos Navarrete
Director Carrera Auditoría e Ingeniería en Control de Gestión
Facultad de Administración y Negocios
Universidad Autónoma de Chile
El anuncio el año 2015 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de las Naciones Unidas, marcó un precedente a nivel global sobre la necesidad de adhesión de múltiples actores para cumplir las metas esenciales de la Agenda 2030.
En tal sentido, el ideario de un desarrollo sostenible, en breve, un desarrollo catapultado por la idea de satisfacer los requerimientos del presente sin poner en riesgo las posibilidades de las generaciones futuras, se instalaba con fuerza.
La adhesión de nuestro país a los Objetivos de Desarrollo Sostenible data del 2015, sumándose a otros 192 países, y que en sus premisas básicas aparecen 17 principios que marcan áreas para contribuir y aportar en distintos grados y alcances.
De este modo, en las organizaciones aparecen las finanzas como un punto desde el cual, tanto personas como instituciones, sean públicas o privadas, pueden colaborar para concretar estos aportes, ya sea a través de operaciones de inversión o financiamiento, surgiendo como una alternativa en esta última la emisión de deuda ligada a sostenibilidad (SLB, por sus siglas en inglés).
En particular, este tipo de instrumentos son diseñados para que el emisor sea motivado a cumplir con objetivos predefinidos en sostenibilidad, encontrándose los cupones del bono orientados a estos logros, como por ejemplo la intensidad en el uso del agua, lo que en el caso de no ser alcanzado generará un castigo que generalmente se refleja en un incremento del cupón a pago para el emisor. Al mismo tiempo, un punto relevante en estas operaciones es la validación de lo comprometido y cumplido, a fin de evitar el “greenwashing”, y para lo cual participan empresas certificadoras.
Así, al recorrer la historia de estos instrumentos en nuestro país aparecen como hitos de interés:
a) En abril del 2021, CMPC fue la primera empresa chilena en emitir un bono en dólares vinculado a la sostenibilidad en los mercados internacionales; b) en febrero de 2022, se informaba que Chile se convertía en el primer país que había logrado la emisión de un bono en dólares vinculado a la sostenibilidad. c) En julio de este año, el Estado de Chile realiza la primera colocación en los mercados internacionales de un bono soberano en pesos vinculado a sostenibilidad, lo que transforma a nuestro país como el primero en emitir deuda soberana de este tipo en moneda local. d) Por último, días atrás se dio a conocer que la empresa Enaex materializó la primera colocación de un bono en dólares ligado a sostenibilidad en la Bolsa de Santiago.
Sin duda, la recopilación antes compartida es evidencia de los esfuerzos desde distintos ámbitos de nuestra comunidad, pública y privada, para alinearse y contribuir a una necesidad inminente.
Sin embargo, debe resaltarse una situación esencial, y es que para que estas operaciones sean exitosas, dada una oferta, también debe existir una demanda. En dicha línea, de los hitos antes señalados, sin desmerecer los otros esfuerzos, a mi modo de ver adquiere una connotación especial la realizada por Enaex, ya que se enfoca en una colocación en el mercado local, ámbito que no se caracteriza por ser amplio y/o profundo, y en el que a primera vista la sostenibilidad pareciese no constituir un foco de atención relevante para todos, por ello resulta meritoria su apuesta al interés local. Ojalá se sigan replicando más esfuerzos de este tipo.
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