Era matar o morir para Temuco. El local luchó, pero se sentenció. Si los albiverde se salvan del descenso, será un milagro. Curicó aprovechó todas las licencias, esperó las oportunidades y respira hondo. Permanecerá en la categoría de honor. Es un hecho.
En la previa, todos los jugadores del Pije se reunieron en un círculo central. La cohesión grupal iba en pro de la concentración y motivación. Sabían que el margen de error para este encuentro no existía, es que el momento era crítico. De no sumar, espantar al fantasma de la B sería una tarea casi imposible.
Aleonado salió el local y de entrada, Matías Donoso conectó un cabezazo que pasó a centímetros. Sin embargo, el ímpuetu incial del local se modificó por los nervios y el mal juego.
Lo cierto es que Temuco cedió terreno y Curicó aprovechó. Controló el juego y la posesión. Todas las pelotas pasaban por Carlos Espinosa quien se hizo dueño de la circulación. Poco a poco Gamonal se transformaba en figura y era factor de la paridad. Era cosa de tiempo para que la visita desequilibrara. Y así fue, tras la aparición del juvenil Kennet Lara.
El Pije tenía que reaccionar para seguir peleando por la permanencia. Se fueron con todo y un prócer de la Araucanía apareció: Matías Donoso. Ahí apareció el coraje y las ganas. El local se volcó y el árbitro no pitó un penal clarísimo para los de la novena.
Cuando menos se esperaba, llegó el mazazo de los curicanos. Uno de frente y de alto impacto. Uno con letras de sentencia para Temuco. Uno que decretó las lágrimas en los jugadores del local. La B ya está ahí, fruto de la irregularidad.
Información de: La Tercera
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