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Reconocimiento a la labor financiera y social de la Tía Rica

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Probablemente a los jóvenes les resulte más familiar el personaje de Disney, Rico Mc Pato o tío Rico, que la Tía Rica, cuyo título está ligado a una entidad que tiene más de cien años en el país, conocida en algún instante como Caja de Crédito Popular, y hoy como Dirección General de Crédito Prendario (DICREP).

Si bien no calza perfecto dentro del sistema financiero y bancario tradicional, juega un rol importante, no tan comprendido en la comunidad.

Como se señala en su web, es de carácter autónoma, vinculada al Estado por medio del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, que procura brindar calidad en los servicios y productos que facilita, apoyado en una política de modernización constante, con un objetivo solidario y acogedor, por lo que no debe sorprendernos que surjan ajustes en su actuar.

Su operación clave es el crédito prendario, el que se basa en la entrega de dinero contra una garantía que pueden ser alhajas, o bien otros objetos, tales como artículos electrónicos.

Así, la DICREP ha estado en las noticias recientemente, ya que por lo que resta del año, los usuarios pueden obtener como financiamiento hasta $750.000 por alhajas (lo usual es $500.000), teniendo como objetivo este cambio temporal apoyar necesidades varias de grupos vulnerables en fin año.

Para acceder al financiamiento, basta con tener más de 18 años, presentar la cédula de identidad, y quizás lo más importante, el bien que actuará como base y prenda de la operación.

Esta operación está limitada a un tope del 60% de la valuación del objeto en garantía, con un máximo de $500.000 por alhajas y de $200.000 para otros objetos.

En los costos, la tasa de interés es de un 2,5% simple mensual, un seguro por el 1% del valor del capital solicitado y un derecho de emisión de 3,5% si se liquida, renueva y/o amortiza en el primer periodo. De requerir un segundo periodo, se pagan los intereses pertinentes, así como un derecho de emisión sobre el capital del 4,5%.

El crédito es entregado inmediatamente, a seis meses plazo, lo que contempla la posibilidad de renovación por el mismo periodo, una sola vez, cuando se trata de préstamos sobre alhajas, en tanto en los otros tipos de objetos, no se considera.

Asimismo, el crédito puede ser pagado en cualquier instante dentro del plazo indicado, existiendo la posibilidad que el monto total se pague al final de los seis meses, o bien se base en seis cuotas iguales, sin que implique un alza de la tasa de interés o el costo total de la operación. Un punto de atención es que, si lo empeñado es una alhaja y se pactó el pago en cuotas, no podrá renovarse por otros seis meses.

Por último, quizás pensemos “en ningún caso acudiría”, pero, consideremos que: a) no disponer de dinero es algo que puede surgir en todo estrato social; b) cualquiera puede experimentar un mal momento, presentándose de diversas formas; c) el acceso al sistema financiero no es posible para todas las personas, motivos hay varios; d) desde la mirada de la alfabetización  y educación financiera, debe ser parte de nuestra cultura financiera; y e) se trata de una alternativa para no caer en las redes de prestamistas informales, constituyen aspectos razonables para motivarnos a reconocerla, valorarla y profundizar en su conocimiento, pues esto último, nunca sobra. 

Mauricio Burgos Navarrete

Director carrera Ingeniería en Control de Gestión

Facultad de Administración y Negocios

Universidad Autónoma de Chile